Lo nuestro pensé que iba en el trayecto de completa madurez, más bien los cimientos de la raíz y el abono que nos proporcionábamos fué lo que realmente nos fortalecía.
Ya empiezo con un verbo en pasado; ¡que fantástico pasado que no logro sacar de mi cabeza y no me arrepiento de cada segundo vivido!, hasta aquel momento en que desapareciste y cambiaste totalmente por el susurro de aquella “guitarra latina” que influye en tu felicidad. Felicidad que me hace ser feliz.
"La buena comunicación estimula tanto como el café, y quita el sueño en igual medida." Ese era nuestro insaciable abono. Era lo que intentaba enseñarte desde aquel día en que entraste a mi vida débilmente sin necesidad alguna, porque poseías todas las herramientas para no estarlo.
Ahora enfrentamos una guerra sin necesidad alguna; es bastante absurdo, porque unas simples palabras pudieron solucionarlo todo. ¡Y sí solo bastaba de algunas palabras correcta para sanar mi temor en tu futuro…!
“Un amigo puede compararse como la obra maestra de la naturaleza.” Ese eres y así te considero. Sin embargo ahora que ha transcurrido el tiempo siento una gran desilusión por cada encuentro que improvisas y por cada conversación que finges.
“Corazón de ñame solo el cuchillo lo conoce”; como duele saber que fuiste ese cuchillo, al conocer que dudas que necesito de tus canciones, que te necesito a toda costa.
Si encontrara la forma de cómo decirte como odio tus esfuerzos en nuestras conversaciones, cuando realmente no lo necesitas. (Oops, I think I did, hope you read this)
Eres perfecto tal como eres, para ti, para los demás y sobre todo para mí, sin importar los problemas y las batallas que la vida te proporciona. De importar entonces de que vale mantener una amistad que luchara en conjunto. No es necesario recalcarlo porque se supone que lo sabes y si me equivoqué, entonces vuelvo y te lo repito….